Este es el boceto de una obra conjunta que imaginamos con Carla Benedetti. A partir de una fotografía en formato de cámara 6x6 cm, tomada por mí en el Hospital Borda, sobre esa imagen originalmente en blanco y negro, Carla Benedetti interviene con su pintura embelleciendo y resignificando el encierro.
Aún hoy nuestra
sociedad encierra a personas con enfermedades mentales. En el Hospital
Psiquiátrico Borda existe un único servicio de mujeres. En él residen unas
veinte mujeres. Los lugares, las personas, los objetos con los cuales nos
identificamos no están durante la internación. Todo es compartido y nada es
propio. El beige neutro tiñe paredes, armarios, sillas, mesas, sábanas por igual,
uniformando y homogeneizando los días. Afuera está el parque del hospital que
miran por la ventana, y más allá están sus hogares.
Creemos que estas mujeres que están en
mal momento de sus vidas tienen derecho a hacer del servicio un ámbito
hogareño, a elegir pintar paredes, dejar su arte como decoración, tener música,
libros y películas más que la televisión omnipresente y zombi, talleres,
espacio de meditación, clases de expresión corporal, danza, y herramientas para
producir, formarse, nutrirse, y construir un lugar de identidad y pertenencia
en el tiempo corto o largo que les toque vivir allí.
Las pinturas crean escenas
de una naturaleza paradisíaca basada en el amor, la diversidad y la libertad. La obra produce simbólicamente esas huellas imaginarias, a través de una realidad de grises que
se transforma y eleva desde el color, los deseos, las fantasías, la belleza.
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